TEST POST: Estampillas desconcertantes

PUBLICADO ORIGINALMENTE EL 25 DE MAYO DE 2011

El mundo de la filatelia (¡A la BatiWikipedia, Robin!) es una de las cosas más extrañas. Y no por el hecho de que las estampillas o timbres postales estén más cerca de desaparecer que la carrera actoral de Mel Gibson, sino porque creo que es un pasatiempo que ha tenido siempre el sello inequívoco de distinguir a sus entusiastas como los seres humanos más perdedores, ñoños, cuadrados y abstraídos que pueden existir sobre la faz de la tierra. A su lado, el otaku más patético luce tan cool como Samuel L. Jackson.

Me encontré algunas estampillas francamente desconcertantes en Google Images,  y decidí compartirlas con ustedes:

“¡Rilís de craquen!”

Disney es muy popular en las estampillas postales. Bueno, Disney es popular hasta en tatuajes de cárcel, así que su presencia en otro ámbito más (en especial uno que favorece al coleccionismo) no es de extrañar. Pero esta imagen, que une la icónica figura de Mickey Mouse con el universo literario de Jules Verne y sus 20,000 Leguas de Viaje Submarino es bien rarita. No recuerdo que el capitán Nemo haya sido gran cuate de una foca en la novela antes mencionada. Y tal parece que el pobre Mickey está a punto de ser atacado alevosamente por un calamar gigante. Un timbre que hará llorar a cualquier menor de edad, y a los peores Disnerds entre ustedes.

George A. Romero desaprueba tu postal , República Popular del Congo…

Las estampillas con mensaje social están bien, pero el servicio postal del Congo parece empeñado en hacer alguna clase de asociación entre los desagradables bichos que provocan el paludismo y el holocausto zombie. He visto a enfermos de paludismo, y la verdad nunca me ha parecido que estén a punto de levantarse lentamente de sus camas y gemir por el terrible antojo de comer cerebros humanos. Ojo, lectores que se dedican al diseño gráfico y a la ilustración: en el Congo podrían romperla con todo.

¡Dagestan: Ciudad (bueno, país) del Rock!

No sé qué país sea “Dagestan”, ni tengo los ánimos de googlearles. Pero tu autoestima como nación debe estar muy mal si no tienes próceres locales para poner en tus estampillas, y acabas poniendo a Kiss. Y me gusta Kiss, no se confundan. ¿Pero quién quiere pasarle la lengua por detrás a una imagen que ostenta la desagradable humanidad de Gene Simmons? Siempre he pensado que ese güey debe oler a una terrible combinación de colonia Brut, hojas de parra rellenas y tónico capilar.

Al menos las hubieran puesto en orden cronológico, para documentar el abotagamiento de Fox Mulder…

Claro, Kryrgyzstan hace que Dagestan luzca como un país tan orgulloso como los Estados Unidos después de soltarle dos bombazos atómicos a los nipones. ¿Duchovny? ¿En serio? ¿Acaso Erick Estrada no estaba disponible o algo?

Por favor, destruyen estas estampillas antes de que las descubran los de ‘Top Gear’…

Pero llega México a tapar monte con sus pinchis estampas de Memín Pinguin, una de las imágenes de nuestra “cultura popular” (por llamarla de alguna forma) más patéticamente racistas que jamás se hayan concebido. La intención de celebrar el mundo de la caricatura en México es noble, pero Memín es una de las peores idioteces que jamás se hayan publicado, en serio. Es una xodida telenovela disfrazada de historia para niños, y está llena de tristeza, humor barato, argumentos pobres, estereotipos ofensivos e ignorancia sin destilar. Una vez tuve que hacer un trabajo escolar que involucraba hacer un repaso por esta inexplicablemente popular historieta, y casi me pego un tiro de la frustración. En fin, esto no podría ser más ofensivo si pusieran a Memin a comer sandías y a decir picardí… OK, ya me hicieron recordar el racismo involuntario de Cri-Cri. Prosigamos…

“Nuestro amor durará por siempr… ¡HEY!”

Esta estampilla es aparentemente tierna y artística, predicando la idea del amor y apoyándose en la estética del rey y la reina en una baraja, ¿cierto? Entonces es raro que las estampillas están destinadas a quedar divididas. Ya sabes, eres un rey enamorado de su reina, quien le extiende una bella flor como muestra de su sincero amor, cuando de la nada.. ¡ZASCULERA! Un bueno para nada te separa de ella, le da un lenguetazo por detrás y la pega en un sobre que contiene una prosaica petición al buró de crédito para aclarar un adeudo de $279.80 que quedó pendiente de la tarjeta de crédito Suburbia. No es exactamente un final de fábula…

¡AAAAARRRGHHH! ¡Mátenlo! ¡Con fuego!

Si la estampilla pretende concientizarnos sobre una especie en peligro de extinción, ¿no sería bueno mostrarnos una imagen más realista de este pez caricaturesco? De entrada, si veo un bicho así mientras estoy esnorqueleando por caleta (¡Me puedo permitir esos lujos exóticos, bola de xodidos!), voy a pensar que fui absorbido a una realidad alterna donde Bob Esponja y Patricio están a punto de despacharme unas hamburguesas subacuáticas. NOTA: Ya sé que este pez no existe, pero entonces no funciona mi chistorete…

Esta imagen me ha hecho reconsiderar seriamente mis próximas vacaciones en Teherán…

El gobierno iraní no se anda con sutilezas. Si la comunidad internacional condena sus políticas internas de supresión de libertades individuales y sistemático odio hacia el mundo occidental, no se conforma con poner a Ahmadinejad a soltar sus declaraciones de chalado antisemita que olió cemento dos minutos antes de tomar el micrófono. Oh, no. Eso sería cosa cotidiana. Mejor mostrar su desdén por la ONU editorializando en una estampilla. Stay classy, Iran

Una creación más del Dr. Joseph Mengele Lenguele Keyafué….

Y para concluir: Zombie Hitler. Sí, esta estampilla existió en realidad. Chequen los detalles Googleando “Operation Cornflakes” y diviértanse un poco con las ingeniosas estrategias propagandísticas de la Segunda Guerra Mundial. En fin, si encuentro más rarezas, continuamos el mal viaje filatélico.